jueves, 21 de noviembre de 2013


CONCURSO DE CALIGRAMAS

Ya hemos expuesto los caligramas participantes
 de nuestro concurso.  
Con todos ellos 
hemos
 hecho un gran panel,
 lleno de color. 
Ahora os toca votar el que
 más os guste. Alguno de vosotros ya lo habéis hecho.



miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA CASA ENCANTADA


   Era una noche de Halloween y nos fuimos a una mansión encantada. Nos fuimos de jueves por la noche a la casa y cuando llegamos nos dio mala espina porque era una casa totalmente ruinosa, grande y con un cementerio al lado. Pusimos unas tiendas de campaña dentro de la casa. Al día siguiente todos nos despertamos a la vez. Marco había oído un ruido, pero como era una casa vieja no le dimos importancia. Después nos fuimos a una playa que había enfrente de la casa. Nos pasamos todo el día allí. De pronto María sintió que alguien nos  miraba, pero pensábamos que eran imaginaciones de ella. Cuando llegó la noche y estábamos dentro de la casa contando historias de miedo y Cristian estaba diciendo la suya, todos estábamos asustados. María cogió una linterna y se fue al baño; todos nos estábamos riendo cuando sentimos un grito, nos asustamos y fuimos a buscar a María. Íbamos despacio y con linternas. Cuando llegamos al baño entramos poco a poco y allí estaba muerta dentro de la bañera. En la pared estaba escrito “Vais a morir todos”. Empezamos a correr sin rumbo. Yo coincidí con Marco y estuvimos un rato buscando a Cristian, pero no lo encontramos. Salimos de la casa y ahí estaba, colgado por el cuello de la rama de un árbol. Empecé a gritar, tenía mucho miedo. De repente miré a mi lado y Marco ya no estaba, había desaparecido. Empecé a correr, no sabía a dónde ir, y me tropecé con la rama de un árbol. Estaba llorando y de repente un hombre con una máscara y una motosierra se lanzó sobre mí.

FIN DEL JUEGO.





Escrito por Naira González Pérez
 

AMIGA DE LA MUERTE


Ya hace tiempo habíamos hablado mi amiga y yo de ir a un viaje para descansar un poco de la universidad. Entonces decidimos que nos iríamos dos semanas, nos quedaríamos en una cabaña que se encontraba a muchos kilómetros de nuestro pueblo. Ya estábamos de camino y mientras íbamos en el coche, el paisaje me empezó a resultar extramente familiar. Mientras mi amiga conducía le dije “nunca estuve aquí, pero sé que 2 km más abajo hay una casa”.
Seguimos en camino un kilómetro y medio más y le dije a mi amiga que después de la próxima curva llegaríamos a una pequeña población muy cercana a la carretera.
Le dije que la casa era blanca, de dos pisos con unas escaleras a la entrada y un pequeño jardín con siniestros árboles. Me acuerdo de que me sentaba allí en el columpio, mientras mi abuela entraba en la casa para cogerme las botas, y cuando llegó yo ya no estaba allí; no supieron nada de mí.
Cuando estábamos llegando al pueblo, reconocí la casa cerrada y ruidosa pero ya no estaba el columpio. Recorrimos el pueblo y al llegar a una pequeña y ondulada colina me detuve y le pregunté a mi amiga:
“¿Ves esa gran cruz que sobresale entre las demás?”
Mi amiga me miraba con cara asustada; le dije:
“Allí, es donde me enterraron”.


Escrito por Salomé Marcos Puerto

NOCHE DE MÁSCARAS


Estaba una familia entera cenando tranquilamente en su casa la noche de Halloween cuando de pronto oyeron cómo alguien golpeaba la puerta con fuerza. Los mayores de la familia fueron a ver qué pasaba.
Al abrir la puerta vieron a un hombre armado con una motosierra. Llevaba puesta una careta de color blanco y era bastante corpulento. De pronto el hombre echó a correr mientras arrancaba la motosierra y se lanzaba a por ellos. Se apresuraron a cerrar la puerta y Tom se apoyó sobre ella al ver que el enmascarado la golpeaba. De pronto sintió un dolor repentino a la altura del estómago y cuando se puso a mirar vio cómo una catana le estaba atravesando. Los otros dos hombres, Zack y Mark, el hermano y el hijo de Tom respectivamente, vieron cómo Tom se desangraba sin poder hacer nada para ayudarle. El enmascarado aprovechó esos momentos en los que estaban conmocionados para tirar la puerta abajo. Presa del pánico se pusieron a saltar por la ventana, pero se encontraron con que cuatro hombres enmascarados más rodeaban la casa por todas las salidas que había. No tenían escapatoria. Fueron cortados en rodajas y dados de comer a los perros.
Escrito por David López González

DEAD WORLD


  Una noche de invierno Isaac, Saúl y yo decidimos ir de acampada a Breza. Pero primero teníamos que ir a echar gasolina. En La Pola, cuando la empleada terminó de ponerla, fue a la cafetería a por cambio. Pasaron 10 minutos y no volvía, así que Saúl decidió entrar a ver si la encontraba. Entonces, de repente salió la mujer llena de sangre gritando y corriendo hacia nosotros. Saúl corrió al coche y aceleró a tope. Hablamos de lo que acabábamos de ver y todos teníamos miedo. De camino a comisaría no veíamos gente, sólo coches destrozados en medio de la calle. Entramos para denunciar los hechos pero no nos encontramos con nadie. Una tele informaba de un virus  que se había detectado que tenía como consecuencias locura y canibalismo. Cogí una Glock 9mm del suelo, Saúl una porra y unas esposas e Isaac una Lonely m3 con cuatro cartuchos. Teníamos poca munición: yo nueve balas e Isaac cuatro. Salimos de la comisaría, entramos en el jeep y nos fuimos al monte. De camino, tres caminantes caníbales nos siguieron hasta que cambiaron el rumbo hacia una mujer asustada. Cuando llegamos a Breza nos posamos del jeep y nos metimos en el bar, que era un buen refugio porque estaba a 1100m de altura y a cuatro horas de camino a pie. Allí pasamos los días…


Escrito por Gonzalo Morán Trelles

EL BOSQUE ENCANTADO


  Era una noche en la que unos niños corrían por la calle pidiendo caramelos para luego comerlos durante la noche, en el medio del bosque, mientras contaban historia de miedo y luego dormir en el bosque. Mientras comían los caramelos un niño contaba que en un bosque lejano había un niño al que llamaban “niño zombi” que vagaba por el bosque en busca de personas. Todos asustados nos quisimos ir a dormir pero Cristian oyó algo entre los arbustos. Pensamos que eran imaginaciones suyas relacionadas con la historia.

  Estábamos todos un poco asustados. De repente, vimos pasar algo por detrás de la tienda de campaña. Roberto dijo:

-          ¿Habéis visto eso?

  Todos dijimos que sí muertos de miedo. Ya no podíamos dormir, ninguno queríamos salir a mirar si había alguien. Nadie salía porque estábamos muertos de miedo.

  Salió Cristian a mirar si había alguien. Escuchábamos ruidos. Pasaron unos minutos y Cristian no volvía. Pensábamos que le había pasado algo. Entonces Roberto, Iván, Miriam y Rebeca salieron en busca de Cristian. Miriam sacó una linterna para buscarlo. De repente vimos algo en el suelo y fuimos a mirar que era. Empezamos a oír ruidos en los arbustos de al lado y todos con miedo nos paramos. Rebeca dijo:

-          Eso del suelo es Cristian.

  Roberto con miedo fue corriendo a mirar si le pasaba algo. Entonces el arbusto se empezó a mover y Roberto se levantó del suelo con miedo cuando un niño se tiró a él y le mordió por todo el cuerpo.

  Rebeca, Iván y Miriam con mucho miedo corrían sin mirar atrás pero no tenían nada que hacer. Iván se tropezó y se cayó al suelo quejándose de su pie. Los demás miramos que les pasaba pero de tanto miedo que teníamos seguimos corriendo. Iván desapareció, Rebeca y Miriam no sabían qué hacer y se fueron. Echaron a correr buscando las carretera. Por suerte dieron con ella y se salvaron.


  Escrito por Olivier Marcos Puerto.

jueves, 14 de noviembre de 2013

VUESTRO TURNO





Esta historia trata sobre dos jovencitas que fueron a un hospital encantado a gastarles una broma a sus amigos. Los jovencitos creían que algunas cosas que parecían de verdad eran una broma porque era Halloween.
“Chicos”, dicen las dos jovencitas, “¿Venís al hospital encantado?”Ellos, con voz muy baja les contestaron “¿Hospital encantado? Eso es mentira.” ¿Y si es mentira por qué no probamos a entrar”, dijo una de las chicas.“Está bien, por nosotros iremos”, respondieron los chicos. “Mañana nos vemos a las 9 en el hospital encantado.””Ja, ja, ja. Está bien”, dijo el mayor riéndose.
Al día siguiente a las 9 de la noche todos estaban muy nerviosos y todo estaba muy oscuro con las luces apagadas; no se veía nada. Los chicos estaban esperando a las dos chicas cuando por fin llegaron y sacaron  las llaves de debajo de una piedra, su encondite. Una de las chicas invitó a los chicos a que entrasen delante de ellas.
Se oían cosas raras en la planta baja y Marcos, el mayor, de tanto reírse tenía ganas de ir al baño, para lo que subió al 2º piso. Tenía la sensación de que algo o alguien le perseguía. Entró en el baño y cerró la puerta rápido. Cuando salió caminó hacia el lavamanos y allí se encontró con una cabeza de chico. Se echó a reír porque pensaba que las chicas lo habían colocado allí para asustarle. Se dio la vuelta y en un espejo grande traía escrito en sangre con letras grandes: “Tú eres el siguiente”. Marcos empezó a reírse a carcajadas y cuando se giró sintió en su derecha una voz de niña pequeña que decía: “Tú eres el siguiente”. “Tú eres el siguiente”. “Tú eres el siguiente”. Así hasta que Marcos intentó tocar a la niña. De repente ella sacó la mano de detrás de la espalda y le dio un hachazo en la cara.
Como se oyó mucho ruido en el 2º piso, todos subieron y entraron en el baño, pero allí no había nada. De camino hacia el lavamanos vieron gotas de sangre. De repente vieron el espejo grande y a Marcos clavado en el espejo con un hacha en la cara. Debajo de sus pies, alguien había escrito con sangre: “Vosotros sois los siguientes”

Escrito por Sheila  Ruiz Castiñeira 4º ESO

Miedo en Nueva York



MIEDO EN NUEVA YORK

  Hace ya alrededor de unos seis meses, me tuve que ir de viaje a Nueva York a causa de mi trabajo. Me fui con muchas ganas, ya que quería conocer esa ciudad. Pero cuando entré en el avión, una rara sensación atravesaba mi cuerpo a cada segundo; era como un mal presagio. No tenía miedo a volar pues ya había viajado muchas más veces en avión, pero nunca me había sentido así. Miré a mi alrededor y todo era normal, hasta que mi mirada se cruzó con la de un hombre de unos cincuenta años que me miraba fijamente. Su mirada no me transmitía nada salvo miedo; me aterraba. Intenté no pensar en ello y el resto del vuelo fue tranquilo.
   Llegué al aeropuerto y todo fue bien. Una vez en la ciudad me puse a buscar mi hotel, pero me confundí de camino y entré en un barrio gris y frío lleno de gente que te miraba con desconfianza. La sensación de estar allí era horrible. De repente, me encontré en una calle sin salida y alguien por detrás de mí me tapó la boca con un pañuelo. A partir de ese momento no recuerdo absolutamente nada. Sólo sé que me desperté en algo parecido a un sótano muy tenebroso y sucio, amordazada y con las manos atadas. No sé describir la sensación de estar allí sin saber ni siquiera cómo había llegado; sólo sentía miedo.
  Pasaron horas y horas hasta que un hombre con el rostro cubierto por completo salvo los ojos me trajo comida. Era una sopa de un color verde asqueroso. No probé bocado, a saber qué era eso. El hombre volvió y al ver que no me la había comido me pegó un puñetazo en la cara y me metió en la boca dos pastillas; se las escupí en la cara e intentó forzarme para que las tomase. Al ver que no me las tragaba, me agarro del brazo muy fuerte y me inyectó algo con una jeringuilla que llevaba en la otra mano. Me desmayé al instante y cuando me desperté estaba encima de una camilla atada de pies y manos y completamente sola en una sala parecida a ese sótano, pero era un quirófano.
  
  Empecé a sudar en frío, me moví todo lo que pude para intentar romper las cuerdas con las que estaba atada pero era imposible y apenas tenía fuerzas. “¿Qué hago aquí? ¿Qué me van a hacer? ¿Por qué yo?” Éstas eran sólo algunas de las pocas preguntas que me atormentaban. Entonces fue cuando me acordé de que antes de venir de viaje había visto en las noticias que una banda de tráfico de órganos operaba por la ciudad de Nueva York. No podía hacer absolutamente nada pues estaba sola allí. Entonces sentí una puerta chirriante abriéndose; era el hombre que había visto en el avión. Comenzó poniéndose unos guantes, después cogió un bisturí, me dio la vuelta y comenzó a rasurarme en la zona de los riñones. Al momento me desmayé y… me desperté en mi cama, un día cualquiera y me di cuenta de que todo esto sólo había sido una pesadilla que cualquiera puede tener. Los sueños sueños son….¿o no?


Escrito por Alba González Prendes de 4º ESO

LA MEJOR NOCHE DEL AÑO





  Esta es la historia de unos amigos que querían hacer la fiesta de Nochevieja en la casa abandonada de los padres de uno de ellos. Entre todos decidieron hacer la fiesta en ese lugar. En las tardes previas fueron limpiando la casa y decorándola poco a poco… hasta que un día empezaron a sentir cosas extrañas en el ático. En un principio no le dieron importancia, pero otro día al llegar se encontraron con algo que no habían colocado ellos.
  Cuando llegó el gran día todos cenaron  con sus familias para después irse a la casa de Roxi. Nada más cenar, Rubén, el único que tenía coche, fue a buscarlos a todos para llevarlos a la casa. Cuando llegaron la luz del ático estaba encendida y Roxi preguntó a quién se le había olvidado apagarla pero todos dijeron que no habían estado allí ese día. Se hicieron fotos en el baño, en las habitaciones, y por el resto de la casa, hasta que al final empezó la fiesta con música. Después de un rato grande, la música empezó a sonar mal y también empezaron a oírse patadas en el piso superior. Los chicos apagaron la música asustados y entonces sonó un móvil.

Roxi lo cogió y una voz de niña dijo: “Me estáis molestando”. Roxi muerta de miedo, colgó. Sus amigos intentaban calmarla cuando sonó el móvil otra vez. “¿Sí?”-respondió Roxi. “Soy papá. ¿Por qué no les cuentas a tus amigos que en esa casa hace muchos años murió Cris, una niña poseída por Satán?” Entonces Roxi, presa del pánico gritó: “¡Vámonos de aquí, chicos!” y ellos le preguntaron por qué. Se pusieron a revisar la fotos hechas al principio de la noche y se dieron cuenta de que había algo extraño que le enseñaron a Roxi. Y… era cierto, la niña fantasma aparecía detrás de ellos en todas las fotos. Entonces salieron corriendo con la intención de irse de aquel lugar. Una vez en el jardín, Roxi miró hacia la ventana del ático y allí estaba la niña, riéndose y diciendo adiós con la mano. 


 
Escrito por Patricia  Alonso Corte 4º ESO

martes, 12 de noviembre de 2013

Novedades Noviembre





El cadáver de un hombre desfigurado aparece flotando en un canal. No hay denuncias de desapariciones, el hombre no lleva documentación, ha perdido un zapato, y Brunetti sólo cuenta con el informe del forense para su investigación: el difunto sufría una extraña enfermedad. Sin embargo, el comisario tiene la rara intuición de que conoce a la víctima; inexplicablemente, sabe que tiene los ojos claros. Siguiendo el rastro de una posible pista, Brunetti llegará hasta el matadero de Preganziol, en Mestre, fuera de su territorio habitual. ¿Quién es este hombre sin rostro ni pasado? ¿Quién y por qué lo eliminó? Un caso sin apenas información es un reto para el comisario Brunetti, que deberá sumergirse en las zonas más desconocidas de la siempre inquietante Venecia. 




 La acción transcurre en 1942. Un joven ladronzuelo forcejea en el parque del Retiro con otro hombre al que intenta atracar, se le va la mano y lo mata. Asustado por las consecuencias de lo que ha hecho, decide poner tierra por medio y se alista en la División Azul. Tras ser apresado por los soviéticos, él y otro compatriota hijo de una familia adinerada que se alistó por ideales, son deportados a un gulag, donde a lo largo de los años conocerán las penalidades más extremas.
   Mientras que el truhán sobrevive gracias a un pacto con las autoridades por el que ejerce de espía en el campo, su amigo idealista, que guarda un sorprendente parecido físico con él, no resistirá las condiciones infrahumanas en las que viven y perecerá.




Misión Olvido cruza fronteras y tiempos para hablarnos de pérdidas, coraje, segundas oportunidades y reconstrucción. Una historia luminosa a caballo entre los años cincuenta y el fin del siglo XX que transita por España y California desplegando intrigas imprevistas, amores entrecruzados y personajes cargados de pasión y humanidad.

Dice María Dueñas en la contraportada: Tres años después de la publicación de El tiempo entre costuras, vuelvo a llamar a las puertas de los lectores con la historia y la voz de una mujer. Una mujer contemporánea cuya estabilidad aparentemente invulnerable ha saltado de pronto por los aires. Se llama Blanca Perea y ha decidido huir.




Una gamberrada. Un móvil. Y un blog en internet. Los planes menos pensados pueden acarrear las consecuencias más imprevistas. ¿Cómo es posible que algunos vídeos de internet se difundan tan rápido? Una esecena interesante, una anécdota divertida... Ya está todo inventado. Hay que grabar algo que de verdad llame la atención