La ciudad de Nueva York duerme.
Apenas pasan coches por sus puentes y autovías.
De una hamburguesería que todavía
no ha cerrado sale una mujer joven. Va vestida con unos pantalones tejanos
bastante apretados y con una blusa ceñida al cuerpo, caminando sobre unos
preciosos zapatos negros de tacón. Una suave sombra sobre los párpados,
realzaba la mirada de sus brillantes ojos azules.
Va caminando por la calle
desierta hasta que, un coche rojo se para a su lado. El conductor le hace
entrega de un sobre blanco y desaparece a toda velocidad.
Al caer la noche, la chica se
dirige a una fiesta pero en la entrada se encuentra con dos misteriosos hombres
vestidos de negro. En menos de lo que ella esperaba, decenas de personas, se
encontraban a sus alrededor analizándola por completo. Ya se habían visto casos
de secuestro por ese barrio.
Inmediatamente, Yanet (así se
llamaba la chica), intentó escapar. Por desgracia, ya era demasiado tarde.
A la mañana siguiente se
encontraba atada a una mesa, rodeada de chicas vestidas de muñecas de
porcelana. Un extraño líquido, corría por sus venas sin apenas dejar que se
moviese. ¿Qué estaría pasando?, se preguntaba una y otra vez.
Una a una, las demás muñecas
dejaron de contestarle, por lo que Yanet, se sentía cada vez más asustada. La
puerta se oyó y apareció una mujer con un tipo de trastorno hacia las muñecas.
Quizá, en alguna etapa de su juventud le había pasado algo.
Iban pasando los días, nuestra
chica se sentía muy débil. Le faltaba copo para morir…
Laura Gómez Martínez
2º ESO
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