Hace cientos de años en una aldea había una anciana con su familia que vivían de sus cultivos. Tenían una finca muy grande que cuidaban todos los años y parte de lo que sacaban lo vendían.
Un día hubo un incendio y se quemó todo. La familia no tenía a donde ir o dormir. Al día siguiente decidieron cosntruirse un refugio y sobrevivir con lo poco que tenían.
En la familia había un chico pequeño llamado Adrián que encontró una piedra muy guapa, cuando iba dando un paseo. El chico la recogió, la llevó al refugio y se la enseñó a la familia.
Al cabo de tres días pasaron por allí unos reporteros para ver como había quedado todo después del indencio. Uno de ellos se fijo en la piedra que tenía el niño entre sus manos. El reportero fue a hablar con la familia porque querían comprarles la piedra. Al princio el niño no quería venderla pero, nada más enterarse del precio, cambió de opinión. Se la vendió por un millón de euros. Gracias al chico, su familia consiguió arreglarlo todo y ser felices.
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